Trenzando Diferentes Mundos

Creo que lo nuestro es conectar, conectar diferentes realidades, diferentes formas de vivir, conectar no desde la compasión sino desde el orgullo de reconocer en el otro sus talentos y sus valores, es por esto que creo que lo que hacemos en Manosabia es revelar esos entornos desconocidos que nos atraen justamente porque son diferentes y despiertan una sensibilidad que nos conecta con nuestros sentimientos más íntimos.

Primero llegué a Tuchín desde Montería en el departamento de Córdoba, por una vía turística que lleva a San Bernardo del Viento en muy regular estado debido a la corrupción según los locales, pero que a pesar de ello la gente de la comunidad indígena Zenú aprovecha para exhibir los tradicionales sombreros vueltiaos desde sus rústicas viviendas ubicadas a lado y lado de la vía.

Cada casa es un almacén de sombreros, bolsos, tapetes y otros productos tejidos en caña flecha, donde todos los miembros del hogar participan de esta economía familiar ya sea preparando la fibra, trenzando, tinturando, cosiendo o vendiendo. Toda la cadena de producción se da en esta región, incluso desde la siembra de la materia prima la caña flecha, que brota de la tierra como una planta silvestre sin exigir muchos cuidados y que además multiplica sus beneficios a esta comunidad que sabiamente aprovecha la caña no sólo para extraer la fibra con la cual hacen sus tejidos, sino que también es usada como estructura de sus propios hogares.

Reinel Maldonado uno de los líderes de la comunidad, me explicó muy amablemente las diferentes calidades que se manejan, dadas por la finura de la fibra y el trenzado, el cual realizan con una habilidad mágica no sólo por la rapidez con la que lo hacen sino por la capacidad de dibujar figuras a partir de entrelazar esas delgadas hebras que les regala la naturaleza.

En su taller, sentí el orgullo que tiene Reinel por este oficio, diferentes fotos a la entrada cuarteadas por el tiempo mostraban un Reinel joven acompañado de perfiles extranjeros donde enseñaba los reconocimientos a su labor. Mientras veía sus diferentes fotos me topé con la de una mujer vestida con un atuendo hecho todo en caña flecha y pensé en que aquello no era muy diferente a lo que ahora hacemos en Manosabia, explorar diferentes formas de hacer lucir este hermoso tejido que hace parte de la historia de un pueblo.

La historia de Tuchín se extiende a otros municipios aledaños, como Sampues que aunque hace parte de otro departamento, comparte los orígenes de este oficio porque las raíces culturales son las mismas. En este municipio que tiene a la entrada un sombrero vueltiao gigante acompañando su nombre, me encontré con el artesano Cesar Martínez, un hombre aparentemente serio, pero con el corazón gigante de un soñador, que hoy a sus 73 años quiere darle un nuevo impulso a su fundación luz de esperanza, a través de la cual lleva más de 20 años divulgando el patrimonio cultural de la comunidad indígena Zenú, reflejada en la artesanía de la caña flecha. En el Taller de este artista conocí también a sus pupilas Katy y Aleiza, quienes cosen y además le dan alegría al día a día de este hombre bueno que quiere dejar un legado que continúe y preserve este noble oficio del que viven muchas personas en esta región.

Esta visita a la cultura Zenú nos abre el sueño de crecer y vislumbrar esta emblemática artesanía colombiana en nuestros hogares e incluso traspasar las fronteras llevando el legado de una comunidad orgullosa de sus costumbres y de la familia que preserva un oficio que trasciende las generaciones.

 


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