Ser tejedoras de Iraca es sinónimo de pasión, creatividad y empeño, estas mujeres son la personificación de la templanza y a la vez de la dulzura; su disposición y entrega nos abre el camino a la exploración porque las posibilidades que ofrece este oficio son ilimitadas. Imaginamos infinidad de formas, colores y texturas, en piezas que soñamos lleguen a los espacios que habitamos y nos transporten en un segundo a esos escenarios que les dan vida en sus casitas coloridas entre nubes, laderas y trapiches.